Habiendo invertido tres noches en Santa Cruz se nos presentaba por delante el que de momento a sido el viaje más largo y bonito de toda esta aventura. La primera parada fue Monterey con su Fishermans Wharf y sus focas tomando el sol.
Esa visita fue corta y casi nos cuesta una multa por sobrepasar el tiempo límite de aparcamiento. Cogimos la highway 101 y el viaje se convirtió en un sueño. Durante 300 kilometros el mar nos estubo acompañando a mano derecha y pudimos comtemplar uno de los paisajes más bonitos que he visto nunca.
También fuimos testigos de combates de leones marinos y pudimos ver la magnifica puesta de sol en el mar.
Una vez llegamos a Santa Barbara localizamos otro hostal de la muerte. Cabe decir que este segundo era bastante mejor que el otro. Nos fuimos a tomar un sushi y gracias a que Marco y Fermín no paquetearon como hicimos Silvio y yo, y salieron a alcoholizarse, pudieron conocer a Ally, una chica que había estado el año pasado en España y que afirmaba que le encantabamos y que nos iba a preparar una aunténtica party americana. La técnica de la que se valieron fue hablar español. Fermín no quería creerse que hablar la lengua de Cervantes fuese a valer de algo, pero fue empezar a hablar y a los cinco minutos consiguieron la llave que nos abrió las puertas a otro mundo. Madre de Dios. Resulta que la chica vivía en una hermandad femenina a pie de playa en pleno campus universitario y teníamos una fiesta en la que estábamos nosotros, 60 latas de cerveza, vino, vodka y unas diez diosas. ¡Qué mujeres! Como dice Marco, yo creo que en esta universidad a las gordas y a las feas no las dejan matricularse XD. Beer-Pong, vasitos rojos como en las pelis, shots, fotos a tutiplen de la fiesta, ...
una vez se prepararon las chicas salimos a otra fiesta que había en la casa de enfrente la cual disponía de su propio DJ.
Estabamos dándolo todo cuando apareció la limusina... se que todo esto parece mentira y que es el típico argumento de peli americana; menos mal que las fotos no mienten. Allí estabamos nosotros cuatro y todas las mujeres super arregladas listas para salir a darlo todo, en una limusina la cual nos costaba sólo 7 dolares a cada uno y nos daba una paseo por todo Santa Barbara para dejarnos en pleno Downtown.
A partir de ahí la noche fue decayendo ya que nuestras acompañantes empezaban a ir un poco a lo suyo y nosotros arrimábamos la cebolla (como mandan los canones americanos) a toda mujer que se nos ponía por delante.
El momento más hardcore fue al salir del último local, cuando unos tios se acercaron a nuestras amigas, les dijeron que si querían ir a una fiesta privada y nos pagaron dos taxis para llevarnos al sitio. La zona en cuestión estaba bastante apartada, y cuando entramos en la casa nos vimos con cinco tíos con unos brazos como nuestra cabeza ofreciendo María y acosando a las muchachas, y nosotros picuet viendo el percal. A los diez minutos estábamos todos otra vez en la limusina de vuelta a la hermandad.
Para cerrar con broche de platino nos fuimos a comer un "Moster Burrito" del tamaño de Marco, el cual hoy nos está pasando factura todavía, y nos quedamos a dormir en el salón de la hermandad.
Al día siguiente no hicimos gran cosa. Lo más destacable fue nuestra primera toma de contacto con una playita americana XD